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SAN PEDRO
Consta documentalmente que en 1305, Fernando IV de Castilla cedió a Beltrán Ibáñez de Guevara, Señor de Oñate, el "monasterio" de Arriarán.
En 1384, los representantes de las colaciones de Astigarreta y Gudugarreta, se reunían a toque de campana, ante la iglesia de San Pedro de Arriarán, para firmar su compromiso de anexión a la villa de Segura.
Se sabe también que Enrique II de Castilla, en la segunda mitad del siglo XIV donó este Monasterio a Lope López de Oria, señor de la casa-solar de Arriarán de Parientes Mayores, que sigue en pie en las inmediaciones de la iglesia, muy transformada, convertida en el hoy denominado caserío Palacio.
Pocos restos visibles quedan de esta primitiva iglesia; a lo sumo el arranque de algunos de sus muros y quizá la portada principal, datable en el último período del gótico.
La mayor parte de éste inmueble data del siglo XVII. Entre 1645 y 1650 interviene en las obras el maestro cantero Miguel de Abaria, a quien se pueden atribuir "la nueva capilla" y la ejecución de las bóvedas. A este respecto diremos que en los Libros de Fábrica del Archivo Diocesano consta que en 1712 se resuelve un litigio entablado ante el Tribunal Eclesiástico de Pamplona entre el cabildo parroquial y el maestro director de las obras dictándose una sentencia que autoriza a demoler las bóvedas y a construir otras "nuevas bóvedas de ladrillo y yeso", el coro y dos colaterales de Nuestra Señora del Rosario y San José.
En 1775 Francisco de Ibero diseña "el pórtico, puerta nueva de la iglesia y sacristía", cobrando por ello 180 reales. Intervinieron en la ejecución de dichas obras el maestro carpintero Martín Antonio de Izaguirre, el cantero Diego de Aizpeurrutia y el albañil Joseph de Arancegui. Las puertas las realizaron el carpintero Martín de Berroeta y el herrero Martín de Emparanza.
Por estas mismas fechas el arquitecto Juan Elías de Insaurandiaga, residente en Itsaso, cobraba 750 reales "por los diseños del Retablo Maior". La obra de carpintería fue realizada por Martín Antonio de Izaguirre.
En 1793, Diego Díaz realizó un nuevo diseño del retablo principal, que fue ejecutado por Martín Antonio de Lazcanotegui y dorado por Juan de Lanz.
A mediados del pasado siglo XIX la iglesia amenazaba ruina completa por haberse separado uno de sus estribos y cedido peligrosamente sus bóvedas. Encomendada la reconstrucción al arquitecto Vicente Unanue, vecino de Tolosa, y adjudicadas las obras al cantero José Beristain, vecino de Zarautz, no pudieron ser ejecutadas, al suscitarse diversos pleitos en torno al contenido del contrato.
En 1862, a los problemas estructurales mencionados, y que habían quedado sin reparar, había que añadir el agrietamiento de otros dos contrafuertes y el amenazante estado de las bóvedas.
Hacia mediados del siglo XX desapareció el pavimento de piedra de la nave, y con él la sepultura de los Arriarán.
Por el año 1970, se derrumbó la bóveda del primer tramo de la nave, el más próximo al acceso.
La iglesia es de una sola nave de dos tramos y ábside rectangular, con una capilla cuadrangular en el lado del evangelio desde la que se accede a la torre.
Los dos tramos de la nave aparecen cubiertos por bóvedas de arista apoyadas en arcos fajones de medio punto en piedra arenisca que transmiten sus cargas a los muros por intermedio de ménsulas de características clásicas. La capilla mayor se cubre con bóveda de medio cañón con lunetos, y la lateral con cúpula esférica sobre pechinas.
Protegida por un amplio pórtico con interesante estructura de madera y en la zona opuesta al ábside, se encuentra la portada principal.
Los muros exteriores son de sillería de piedra arenisca presentando huecos en arco de medio punto.
OBRAS SUBVENCIONADAS
Rehabilitación general de las cubiertas consolidando la estructura de madera, reconstrucción de la bóveda del primer tramo de la nave y refuerzo de la estructura sustentante del coro
IMPORTE DE LA SUBVENCIÓN
Plan 1983: 3.000.000 ptas.
Plan 1997: 7.000.000 ptas.
Plan 1998: 8.000.000 ptas.
