LA PRESA:
El temporal de lluvias que asoló Euskadi en Agosto de 1983, al provocar grandes inundaciones en gran parte de su territorio fue también el factor determinante de un hallazgo arqueológico de enorme interés.
En un punto del río Oria, próximo al enclave de Igartza, la violencia de las aguas dejó al descubierto una espectacular estructura de madera correspondiente a una presa medieval que embalsaba el agua del río para su posterior utilización en la ferrería de Igartza.
El descubrimiento encerraba un gran valor histórico y arqueológico, dada la importancia que el señorío de Igartza alcanzó en el siglo XV.
Tras un análisis exhaustivo de las diferentes alternativas que permitieran la conservación de este ejemplar único de nuestra tecnología medieval, se optó al final por recuperar todas las piezas de su estructura, desmontándolas una a una, para su posterior montaje en el lugar y condiciones adecuadas.
Aun cuando no se ha podido recuperar la presa íntegramente, se puede decir que su base de apoyo era de planta rectangular, con unas dimensiones aproximadas de 22 x 10 m. y su altura total de 4.50 metros.
Se apoyaba en dos estribos de piedra situados uno a cada orilla del río.
La base la constituían un conjunto de grandes vigas de madera dispuestas paralelamente siguiendo la dirección del curso del río.
Perpendicularmente a ellas, y formando una retícula aparecía otra serie de vigas ensambladas a las del nivel inferior con pasadores de madera.
El sistema se repetía en siete niveles en los que las piezas de la estructura se iban remetiendo progresivamente hasta dar lugar a una sección en forma de triángulo rectángulo.
Esta estructura escalonada se cerraba en su cara inclinada con una especie de forro o cubierta de tablones cosidos con clavos y pasadores al soporte estructural. Los tablones estaban dispuestos siguiendo la dirección de la corriente y sus juntas estaban calafateadas con fibra vegetal.
La primera mención de la ferrería es de 1469, fecha en que serán concedidas a Juan López de Aguirre y a Juan de Vidaurreta, los derechos de alvalá y diezmo viejo del hierro de varias ferrerías, entre ellas las de Yarza. Se abandonó hacia 1850. En 1860 el ferrón de la ferrería de Yarza aportara capital para la construcción del primer horno de Gipuzkoa, la fundición de San Martín de Urbieta.
En la actualidad se conserva la antepara casi en su integridad: presenta planta rectangular formada por dos muros paralelos de un grosor de 2,50 m. y una altura de 5,15 m., entre ambos un espacio interior cuya parte superior corresponden al tramo final del canal con una solera de losas monolíticas de 2,70 m. x 0,85 m. x 0,45 m. En la base de cada muro y al nivel del caude del río dos pares de arcos de medio punto, donde se anclaban los ejes de las ruedas, en el frente se dispone otro a modo de aliviadero. Las estructuras murarias de la antepara, con la fábrica de mampostería de sus muros rematada en sillería en los esquinales y arcos, corresponde a la construida por Francisco de Ibero en 1782-84. Destaca también la existencia de los restos de la carbonera quemada a principios del siglo XX en la zona trasera del molino.
OBRAS SUBVENCIONADAS
Recuperación y desmantelamiento con metodología arqueológica de todas las piezas que componían la estructura. Excavación arqueológica, restauración y consolidación. Traslado y reconstrucción de la presa de madera.
IMPORTE DE LA SUBVENCIÓN
Plan 1984: 1.021.420 ptas.
Plan 2005: 79.825 €
Plan 2006: 600.000 €
Plan 2011: 125.000 €