En el año 1350 existía ya una iglesia en el lugar que ocupa la actual. Su posición estratégica, el carácter de algunos de sus vanos, como las aspilleras de la torre y el ventanal geminado de uno de los muros laterales, sugieren una primitiva función defensiva de este edificio.
Sobre este primer templo-fortaleza gótico, se iniciaron antes del año 1540 importantes tareas de reconstrucción a cargo del cantero Ascensio de Larrumbide y Ansola.
A su muerte, le sucedió en los trabajos Pedro de Apalasagasti, que hacia el año 1550 había terminado los muros exteriores.
Entre 1553 y 1555, Miguel de Idogárate construyó las bóvedas de crucería.
Este mismo cantero seguía trabajando en la iglesia en el período comprendido entre el año 1571 y 1582, fecha en que quedó finalizada la bóveda plana que cubre el coro.
El maestro cantero Domingo de Larrumbide remató la torre en los últimos años del siglo XVI.
La sacristía actual fue construida en el siglo XIX.
Iglesia de una sola nave con dos tramos y ábside ochavado, cubierta con magníficas bóvedas de crucería que apoyan en ménsulas góticas.
El acceso se efectúa a la altura del segundo tramo, a través de una portada apuntada protegida por un pórtico cerrado que recorre todo el lado de la epístola.
Desde este pórtico y a la altura del primer tramo de la nave, se aprecia una portada en arco de medio punto con dovelas y sobre ella un ventanal geminado con un parteluz, que actualmente se encuentran cegados.
La torre, de planta cuadrangular, se adosa a la nave a los pies del templo y presenta una serie de huecos a modo de aspilleras en toda su altura.
Los muros son de sillería con contrafuertes exteriores, que en algunas zonas están ocultos como consecuencia de añadidos posteriores.
Según los Libros de Fábrica de la parroquia, el retablo del altar mayor fue ejecutado a mediados del siglo XVII, adjudicándose la construcción de la parte arquitectónica a Juanes de Cialceta Eleicegui y la talla de las imágenes a Pedro de Luzuriaga y Bernardo de Ezcarreta.
Habiéndose proyectado la restauración de este retablo, gravemente afectado por el ataque de insectos xilófagos, se juzgó conveniente proceder al desmontaje del mismo para su posterior tratamiento de desinfección y restauración en el taller. Una vez desmontado en su totalidad, se descubrió la existencia de un retablo pintado en grisalla sobre el muro del ábside, ocupando gran parte de su superficie. Dichas pinturas murales son evidentemente anteriores al retablo de madera.
OBRAS SUBVENCIONADAS
Reparaciones en el pórtico, restauración del retablo, restaurauración y consolidación de la grisalla y modificación del presbiterio para su visión. Restauración de cubiertas consolidando la estructura de madera.
IMPORTE DE LA SUBVENCIÓN
Plan 1983: 500.000 ptas.
Plan 1994: 4.000.000 ptas.
Plan 1995: 6.000.000 ptas.
Plan 1996: 3.710.256 ptas.
Plan 2008: 10.000 €
Plan 2009: 165.000 €