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SAN PEDRO
Acostumbrados como estamos a seguir la ruta que nos marcan las modernas vías de comunicación, olvidamos a menudo que en tiempos remotos existieron otros caminos a través de nuestras montañas que dieron lugar a la creación de núcleos de población, hoy alejados y olvidados.
Tal es el caso del núcleo de Urkizu, que, situado junto a una antigua calzada, en las proximidades del castillo medieval de Mendikute, debió vivir en épocas pasadas momentos de mayor esplendor. No es extraño, por tanto, que, como acostumbra a decirse, contara con una ermita "desde tiempo inmemorial".
Sin embargo, la primera cita que conocemos de esta iglesia, corresponde a una visita efectuada por un delegado diocesano en el año 1540, fecha en la que se la conocía como "ermita de San Pedro de Urquizu" y ocupaba el cargo de serora Dominga de Eceiza.
Según el inventario efectuado en 1601 con motivo de la toma de posesión como serora de Francisca de Belaunza, existían en la iglesia "una imagen de San Pedro con su llave en la mano izquierda dorada, con su ropa de damasco colorado guarnecida alrededor en todo con un paramento de oro y un Agnus Dei ancho relicario; más otra imagen pequeña con un Jesús en sus brazos con su ropita de tafetán amarillo; retablo así bien dorado que se cierra con una toca de seda y un cuello de red y unas memorias colgadas del cuello; más un Crucifijo en medio de los dos altares colgado de la pared en una cruz de palo y es medio dorado".
En el año 1617, se efectuaron en la ermita importantes reformas, como la reparación del tejado y paredes, y la colocación de tres altares. Dio las trazas el maestro Francisco de Landa, encargándose el escultor Juan de Basayaz de la construcción de los altares y Miguel de Ayestarán de las reparaciones del tejado y paredes.
Obras realizadas en época reciente, como la construcción del frontón, que hoy aparece adosado a ella, han difuminado la silueta de la ermita, que se muestra semioculta entre un conjunto de edificaciones.
Pequeño templo rural de una sola nave de planta rectangular alargada, rematada con un ábside más estrecho y con cabecera recta.
Los muros son de mampostería y la cubierta con estructura de madera y tejado a dos aguas.
En el interior, la nave se cubre con siete franjas o tramos de bóvedas de medio cañón delimitadas por arquillos longitudinales y transversales apuntados, que descansan en pequeñas ménsulas.
El ábside, cubierto también por bóveda de medio cañón, aparece enmarcado por un arco de medio punto. Hay un retablo con una interesante talla de San Pedro en el altar mayor, y otros dos pequeños retablos en sendos altares laterales.
La iglesia tiene un pequeño coro a los pies con estructura de madera.
Adosada a la ermita por el lado de la epístola se encuentra la casa cural, y a los pies un cobertizo utilizado como frontón.
Sobresale de su cubierta un moderno campanario de planta cuadrangular, construido en hormigón y con cubierta a cuatro aguas.
OBRAS DE SUBVENCIONADAS
Consolidación, refuerzo o sustitución, según los casos, de las piezas estructurales de madera en malas condiciones y la renovación prácticamente total de los elementos de cubrición, manteniendo la teja cerámica curva tradicional y restauración de retablos.
IMPORTE DE LA SUBVENCIÓN
Plan 1983: 300.000 ptas.
Plan 1989: 4.500.000 ptas.
